martes, 25 de febrero de 2020

Prisión Verde, Ramón Amaya Amador

Prisión Verde es una novela del escritor hondureño Ramón Amaya Amador.
Es una novela de realismo socialista en la que se describen las condiciones de vida en las plantaciones bananeras de la Standard Fruit Company al norte de Honduras (Bajo Aguán), durante tiempos de la dictadura de Tiburcio Carías Andino.

Biografía


Ramón Amaya Amador nació en el municipio de Olanchito, Yoro, el 29 de abril de 1916, siendo sus padres Isabel Amaya y Guillermo R. Amador. Falleciendo trágicamente en Checoslovaquia en 1966, dejando a su paso una estela de obras publicadas e inéditas.
Después de trabajar como peón en los campos bananeros de la costa norte inició su carrera de cuentista y su narración "La nochebuena del campeño Juan Blas" salió a luz pública en el número 15 de la revista ANC, órgano de la Asociación Nacional de Cronistas, editada en Tegucigalpa y correspondiente al 31 de diciembre de 1939.
Ramón Amaya Amador, narrador y periodista, es uno de los más prolíficos escritores del país y quien tiene más obras publicadas: Prisión Verde, Amanecer, El Señor de la Sierra, Los Brujos de Ilamatepeque, Constructores, Destacamento Rojo, Operación Gorila, Cipotes, Con la misma herradura, Bajo el signo de la paz, El camino de mayo, Jacinta Peralta, Cuentos Completos y Biografía de un machete permaneciendo inéditos casi veinte libros más.
Ramón Amaya Amador inició su vida periodística en 1941 como redactor, primero, y como jefe de redacción, después, del periódico El Atlántico, de La Ceiba, fundado y dirigido por Ángel Moya Posas. Posteriormente, el 8 de octubre de 1943, Ramón Amaya Amador fundó en Olanchito, con Dionisio Romero Narváez, el semanario Alerta, contando con la valiosa colaboración de su compañero Pablo Magín Romero.
El escritor abandonó su patria en 1944 debido a la persecución del cariato, radicándose en Guatemala, en donde trabajó como editorialista de Nuestro Diario, durante el régimen democrático del doctor Juan José Arévalo, entregando también sus colaboraciones al Diario de Centro América, El Popular Progresista y Mediodía. A la caída del gobierno de Jacobo Arbenz Guzmán, nuestro compatriota se asiló en la sede de la Embajada Argentina, viajando a aquella nación del sur. En Buenos Aires laboró en la editorial "Ariel" y en Sarmiento, un periódico de educación popular, editado en la ciudad de Córdoba.
El 19 de mayo de 1957, Ramón Amaya Amador retornó a Honduras, acompañado de su esposa Regina Arminda Funes, originaria de Córdoba, Argentina; en ese año ingresó a la redacción del diario El Cronista, de Alejandro Valladares, y fundó en Tegucigalpa, con Luis Manuel Zúniga, la revista Vistazo.
El Círculo Literario Hondureño le rindió un homenaje en el Paraninfo de la Universidad Nacional Autónoma en Tegucigalpa el 11 de noviembre de 1958, interviniendo en el acto el rector Lisandro Gálvez y los estudiantes universitarios Rafael Leiva Vivas, J. Delmer Urbizo y Oscar Acosta.
En esa oportunidad, Ramón Amaya Amador leyó un extenso discurso de agradecimiento en el que afirmaba que era la primera vez que en su patria recibía una honrosa distinción por sus trabajos en las letras y en la cultura. Este documento puede considerarse como su testamento literario.
El 19 de abril de 1959 abandonó Tegucigalpa junto a su esposa Arminda y sus pequeños hijos: Aixa Ixchel y Carlos Raúl, para radicarse en Praga, Checoslovaquia, integrando la plana de redacción de la revista Problemas de la Paz y el Socialismo.

Muerte
El 24 de noviembre de 1966, en las cercanías de Bratislava, se accidentó el avión soviético Ilushyn-18, de la línea aérea búlgara Tabso, pereciendo todos sus ocupantes, entre ellos Ramón Amaya Amador y tres compañeros de trabajo en la revista que hemos mencionado: el brasileño Pedro Motta Lima, el argentino Alberto Ferrari y el japonés Sigho Kadzito.
Once años después y tras arduas gestiones iniciadas por el poeta hondureño Oscar Acosta (en ese entonces Embajador de Honduras en España) y que duraron cuatro años, se logró la repatriación de los restos mortales de Ramón Amaya Amador los que fueron enviados de Checoslovaquia a Madrid y luego trasladados a Tegucigalpa en septiembre de 1977, permaneciendo la urna con las cenizas de Amaya Amador en la Sección Colección Hondureña de la Biblioteca de la UNAH.
La comisión encargada del traslado estaba integrada por Oscar Acosta; Rigoberto Paredes, Jefe del Departamento de Letras y Lenguas de la Universidad Nacional de Autónoma de Honduras; Héctor Hernández, Presidente del Sindicato de Trabajadores de la UNAH; Alejandro Gutiérrez, Secretario General de la Federación de Estudiantes Universitarios de Honduras, y Livio Ramírez Lozano, Agregado Cultural de la Embajada de Honduras en Madrid.
Sin embargo, la repatriación de los restos no impidió que durante casi una década más, sus obras fueran perseguidas. Debieron transcurrir otros catorce años para que el archivo principal con las obras inéditas de Ramón Amaya Amador escritas en su largo exilio pudiera regresar a Honduras.
En abril de 1991, en un acto solemne en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, el Presidente de la República, Lic. Rafaél Leonardo Callejas, recibió a nombre del pueblo de Honduras, más de veinte títulos inéditos que fueron repatriados desde la Casa de las Américas, La Habana, Cuba a donde fueron llevados desde Praga, Checoslovaquia.
Esta vez las gestiones iniciadas por Carlos Amaya Fúnez, hijo del escritor, fueron respaldadas por una comisión integrada por Oswaldo Martínez y Neptalí Orellana de Radio Progreso, Juan Ramón Durán, Director de la Escuela de Periodismo de la UNAH, David Romero de Diario Tiempo, Adelma Argueta, Diario La Prensa y el Dr. Víctor Ramos; quienes lograron el apoyo del gobierno de la República para agilizar y facilitar el traslado de las obras.
Ocho años después, y treinta y dos después de muerto, su pueblo y su gente se movilizaron para llevar a su definitiva morada las cenizas del notable escritor de Olanchito.
Una comisión de olanchitos presidida por el Prof. Esaú Juárez González e integrada por el Prof. Fabio Bernardino Cárcamo, Director de la Casa de la Cultura de Olanchito, Juan Carlos Medina, Vicepresidente del Sindicato Unificado de Trabajadores de la Standard Fruit Company; José Luis Bardales Cano; Rony Javier Cruz; Gustavo Sosa Martínez; Fernando Mac Lean; Geovana Spears; Santiago Manzanares; Raúl Cortes y Eduardo Manuel Cruz Martínez; organizó el retorno que tuvo lugar el 19 de mayo de 1999.
Desde 1966 se ha escrito mucho sobre la vida y obra de Ramón Amaya Amador, entre los que podemos mencionar a Dionisio Romero Narváez, el Prólogo de Longino Becerra aparecido en la 2ª edición de Prisión Verde, el ensayo biográfico de Max Sorto Batres, publicado por el Ministerio de Cultura y Turismo en 1990, y la extensa y documentada biografía realizada por su paisano Juan Ramón Martínez, que apareció bajo el sello de la Editorial Universitaria de la UNAH en 1995.


Sus Obras

NOVELAS, CUENTOS Y POESÍAS: Su producción literaria incluye más de treinta obras entre novelas, cuentos, poesía y teatro. Varias de las cuales han sido traducidas al alemán, checoslovaco, chino, ruso y recientemente al inglés. A continuación alguna de ellas:

Publicadas:

·         Prisión Verde (1945)
·         Amanecer (1947)
·         El Indio Sánchez (1948)
·         Constructores (1957)
·         El Señor de La Sierra (1957)
·         Los Brujos de Ilamatepeque (1958)
·         Memorias de un Canalla (1958)
·         Biografía de un machete (1959)
·         Destacamento Rojo (1960)
·         El camino de mayo (1963)
·         Cipotes (1963)
·         Con la misma herradura (1963)
·         Jacinta Peralta (19649
·         Operación Gorila (19659
·         Morazaneida (1966) Hasta ahora sólo un volumen de cinco editado.








Marco Histórico


El 8 de octubre de 1943 fundo Ramón Amaya Amador, con su amigo Dionisio Romero Narváez, el semanario “ALERTA”, en el que se consagro a la defensa de los intereses de los trabajadores bananeros. Este paso, que puede considerarse significante en una época distinta a aquélla, constituye una muestra formidable de la compatibilidad y la entrega incondicional de Ramón Amaya Amador a las cosas de nuestro pueblo, pues entonces vivíamos bajo en terror de la dictadura encabezada por Tiburcio Carias Andino, que se apoyaba en el desenfreno de los famosos “comandantes de armas”.
La aparición del semanario “ALERTA” bajo aquellas condiciones, significaba un desafío temerario, que solo al poder de un régimen abiertamente despótico, sino también a los medios represivos de las compañías bananeras, las cuales disponían de sus propios recursos en tal sentido.

Ramón Amaya Amador hace uso de su experiencia en los campos bananeros para elaborar su novela. El propósito del autor más que hacer un aporte literario es crear una conciencia política que produzca un cambio social que mejore las condiciones de vida de los trabajadores hondureños.

Prisión verde se escribió en la decadencia de cuarentena. Entonces los sectores democráticos y populares de Honduras Vivían un proceso de acumulación de fuerzas muy importante, destinado a cambiar el clima de brutalidad, de negociación de todo derecho, manteniendo bajo la dictadura terrateniente-burguesa de 1954, la que, si bien no logro todos los propósitos de los trabajadores, produjo cambios sustanciales en la historia de nuestro país.

Los antecedentes preparativos de este hecho extraordinario fueron los esfuerzos organizados de los obreros del banano en distintos puntos del vasto imperio, así como los conatos insurrecciones llevados a cabo durante la década de la cuarentena, e incluso antes.

La mejor obra de Ramón Amaya Amador es, sin duda alguna, Prisión Verde, escrita inicialmente en verso, pero después vaciada al sobrio lenguaje de la prosa, aunque con rastros indudables de la primera versión.

 Este libro recoge la experiencia, dolorosa y brutal, del novelista como trabajador bananero. Es, en cierto sentido, una obra-testimonio, pues, como en todos los trabajos de Amaya Amador, en ella se cuenta fielmente la historia cotidiana de nuestro pueblo.








Cronología

La literatura de Prisión Verde es una obra que fue publicada en el año de 1950, su autor fue Ramón Amaya Amador, la publicación hecha por la editorial latina del país de Guatemala. Esta obra literaria es basada en un ambiente hostil en las oficinas de la compañía de Standard Fruit Company, específicamente en la oficina de Mister Still, quien era la persona que intentaba comprar a los terratenientes las escasas tierras que aún no poseía la bananera.

La Obra relata que uno de los terratenientes que vendió sus tierras a la Bananera fue Martín Samayoa, quien realizo un mal uso de su dinero, quien solicito ayuda de Mr. Still, para ser el capataz quien lo desprecia y le niega la ayuda. Máximo Luján “Venenero” ayuda a Martín Samayoa y se vuelve como el venero en el Valle Aguan y específicamente en  Culuco.

A través del relato de la obra surgen acontecimientos que se desatan, debido a los malos tratos hacia los trabajadores por parte de los capataces de la finca con aprobaciones de las personas superiores a ellos. Trataron  de unirse, no solamente los Veneneros de Culuco, pero los de la Capital, pero nunca logran  comunicaciones efectivas. Máximo Lujan los exhorta para darse cuenta en la miseria que viven y que algún día será todo diferente, con el derrocamiento del régimen dictatorial de ese entonces, pero no están preparados aún.

El acontecimiento de la muerte de Don Braulio, enfermo de Tuberculosis, que muere trabajando, eso causa indignación en sus compañeros, sirviendo a los amos extranjeros. Catuca hija de Lucio Pardo es violada por el Capataz Encarnación Benítez y queda embarazada. Matan al esposo de Juana de Ruíz, ya que uno de los jefes Mr. Jones quiere quedarse con ella. Como venganza Mr. Still y el Abogado Párraga le tienden una trampa al único Terrateniente que no quiso vender sus tierras y esto lo lleva a la ruina y luego a su muerte.Lucio Pardo, coludido con Marcos (quien al final los traicionó), comenzaron una reyerta, cansados del trato que les dan a ellos y a los que han caído muertos en el deber. Todo sale mal, debido a que no se unieron y  meten en la cárcel a los amigos de Máximo Luján y a él se lo llevan y lo matan.

Lo trato de buscar Lucio Pardo, pero no lo encuentra y consigue la forma de vengarse de su muerte, matando de una manera que se mirará accidente a los jefes y capataces. Nunca encuentran el cuerpo de Máximo, ni a la mujer que amó que se volvió loca de dolor al ver que lo habían matado. Lucio Pardo admitió ser el autor del atentado, para que no pagaran inocentes, por lo que había hecho y lo mataron, debajo de una mata de plátano, murió ahorcado.Al final los únicos sobrevivientes Catuca y su hijo, Samayoa, Plácida y Tivicho, buscando nuevos horizontes, lejos de la Prisión verde, siempre con la esperanza de que las nuevas generaciones podrán liberarse del yugo de los opresores y recordando a Máximo Luján el revolucionario.





Sinopsis

El autor de esta obra relata su experiencia en los famosos campos bananeros, lo cual esto le inspiro para elaborar la novela. El propósito del autor más que el aporte literario que nos deja, se en foca en crear cierta conciencia política que produzca el cambio social que mejor las condiciones y la calidad de vida de los trabajadores hondureños. Los campos bananeros son descritos en la novela como una “prisión verde”, por la misteriosa atracción que ejercen sobre los trabajadores a pesar de ser explotados sienten el impulso a quedarse trabajando ahí a pesar de todas las dificultades. Amaya Amador empieza su relato en el ambiente de una de las oficinas de las compañías, en la que un “jefe gringo” —Míster Still— intenta convencer al terrateniente Luncho López para que le venda sus tierras a la compañía bananera.Después de la reunión con los terratenientes, aparece en mala facha el señor Martín Samayoa, quien después de haber derrochado el dinero que le dio la compañía por su terreno, buscaba la ayuda de Míster Still para que le diera un trabajo de capataz, pero éste lo despreció y lo mandó a buscar trabajo de peón. Desalentado por el desaire y sin dinero, Samayoa tuvo la suerte de conocer al campeño Máximo Luján, quien lo llevó a vivir a su casa, un lugar miserable en el que vivía con otros trabajadores de la bananera y le consiguió trabajo como regador de veneno. En cada episodio del libro siempre hay alguna injusticia de parte de la Compañía que provoca la indignación de los trabajadores. Pero el grupo de Máximo Luján va adquiriendo cada vez más conciencia social. Sobre los partidos políticos tradicionales: el Partido Nacional y el Partido Liberal, Luján opina que “tienen la misma esencia: oligarquía; y sirven al mismo patrón: las Compañías Bananeras”… “En política necesitamos algo distinto”. Necesitamos que los anhelos de las masas trabajadoras se plasmen en un ideal político, y este ideal, en un verdadero partido de los trabajadores, partido revolucionario de verdad. Ya no debemos creer en los hombres-ídolos: de sus promesas está llena nuestra historia política”.La situación de los trabajadores empeora cuando suben de precio los productos de los comisariatos, que eran propiedad de la misma compañía. A los trabajadores el gobierno les cobra impuestos para crear escuelas y hospitales, y sin embargo no reciben ninguno de esos servicios. Cuando muere un conductor de una grúa en un accidente, un jefe gringo se enoja con el difunto por echar a perder la máquina con valor de miles de dólares y grita encolerizado: “¡Mejor se hubieran matado cien desgraciados!”. Esto provoca una gran indignación de los trabajadores que no soportan tantos maltratos y humillaciones, por lo que deciden ir a la huelga. Y deciden nombrar a Máximo Luján como director de la misma. El libro se cierra con los amigos recordando a Máximo Luján y su legado: La prisión verde no es solo oscuridad. Máximo encendió en ella el primer hachón revolucionario. Otros cientos de hermanos se encargarán de mantenerlo enhiesto. 




Argumento

Todo empieza con la compra y venta de parcelas de tierra, desembocando con partes accesibles a la venta y con otra parte resistiéndose a la misma. Esto provocado por la mega compañía del cultivo del banano incrustada en la costa norte de Honduras.

1. Esta compañía no se presentó con transparencia beneficiando a pocos y perjudicando a la gran mayoría, como en todo en lo que está relacionado con grandes cantidades de personas la administración se torna compleja y este caso no fue la excepción.

2. En este negocio se involucró personajes trabajadores del estado, los que se prestaron para dañar a los que más de cerca trabajaban o a los que se relacionaban con la ejecución de los trabajos del campo.

3. En el campo había distintas jerarquía entre los mismos trabajadores, los cuales eran tratados con la menor delicadeza e incluso eran castigados físicamente si no cumplían con sus tareas a esto sumarle las enfermedades a las que eran prisioneros provocados por el ambiente en el que vivían.

1.1 Los representantes del gobierno, deben preocuparse por el bienestar de cada individuo, asegurándose que no se violen sus derechos (salud, educación, alimentación, etc.), independientemente de con quien estén negociando y lo que esto implique ya sea para crecimiento personal o del mismo estado, ya que no se debe ganar lo poco perdiendo lo mucho y este caso en particular la salud e incluso la vida de los trabajadores.

2.2 Se permitió que grandes masas de personas se movilizaran bajo una ilusión que los terminó atrapando, y no permitiéndoles poder desistir de dicho embrujo, motivados con la idea de una vida mejor, apantallados y más temprano que tarde se dieron cuenta que incluso con su escasez en sus lugares de origen vivían mejor.

3.3 En este punto, y desde el inicio y/o ingreso de estas compañías se debe plantear y/o analizar los beneficios y los contras de dichos acuerdos, donde ninguna de las partes salga menos beneficiada que la otra.  Lo mejor es socializar la idea o negociación o por lo menos asignar un representante de cada una de las partes (representante compañía extranjera, representante del estado y representante de los campesinos) estos deben estar de acuerdo para poder tomar una decisión de que hacer y cómo hacer, de lo contrario no alterar la actividad de la gran mayoría, bajo ningún argumento que no plantee claramente la razón de dicha acción. De lo leído, y sucedido hace tanto tiempo aún está presente en los hondureños ya que marco con sucesos importantes en general al estado de Honduras. Dejando con doble sabor a los relacionados en esta industria ya que para algunos fue un abanico de oportunidades para su desarrollo personal como, educación, salud, vivienda, transporte, etc., esto se dio más para los hijos de los trabajadores, pero para los trabajadores esto fue, exceso de trabajo, distanciamiento de la familia, enfermedades, mala alimentación, etc. También de alguna manera el país se dio a conocer en otros países por la industria de la fruta, trayendo beneficio económico, y la oportunidad de empleo para las personas. Debido a su desempeño de alguna manera esta empresa ya no existe, desarrancada por la manifestación de los trabajadores al abuso de los empleadores.



Los Personajes

  • Mister Still: dueño y/o representante de la compañía extranjera quien se encargó de comprar  las tierras a los campesinos, poner la plata para la siembra de la planta del banano, etc. Un hombre de energía ilimitada, severo y autoritario.
  • Parraga; un abogado sin muchos escrúpulos que se encargaba de la parte legal de los negocios de Mister Still.
  • Lucho López; un personaje aferrado a sus pertenencias presentes en su familia de generación en generación, negándose rotundamente al desprendimiento de las mismas.
  • Cantillano y Cierra; personajes embelesados por la palabrería y aparentemente buenas ofertas de parte de Mister Still cedieron a la venta de sus pertenencias.
  • Tiburcio Carias Andino; presidente de la república y que se encargó de implantar medidas o castigos extremos para los supuestos culpables de alguna acusación.
  • Martin Samayoa; ex propietario de una pequeña parcela, la que fue vendida a mister Still, quien en su momento se le dijo que contara con el apoyo de parte de los nuevos dueños si algo llegara a necesitar, pero después de cinco años esta necesidad llego y mister Still, lo había olvidado y Samayoa fue tratado con indiferencia.
  • Máximo Lujan; un hombre afectado por el paludismo provocado por la vida en la plantación (se dedican a la irrigación de veneno), procedente de Santa Rita, quien siendo muy joven perdió a su mama por esta misma enfermedad y a su papa envuelto en la mala vida alcohol, juegos quien fue asesinado. Máximo Lujan es buscado por Camilo.
  • Catuca pardo; mujer joven, de muy bonita sonrisa, de silueta muy parecida y que tenía a Máximo embelesado.
  • Placida; una mujer sumisa y sometida.
  • Lucio Pardo; un hombre mayor, esposo de Placida y padre de Catuca. Es un obrero en la plantación desempeñando diferentes actividades, este es de carácter brusco, violento, soberbio quien ha vivido por muchos años en los campos bananeros, y conocía la historia sangrienta y tremenda del trabajador de la costa norte.
  • Camilo; encargado de los contratos y quien está recibiendo una propuesta de negociación de parte de Mister Foxter.




Temas

  •        Injusticia
  •        Pobreza
  •        Hambre
  •        Prostitución



Problemática

El señor Martin Samayoa quien después de haber derrochado el dinero que le dio la compañía por su terreno, buscaba la ayuda de Míster Still para que le dieran un trabajo de capataz, pero este lo desprecio y lo mando a buscar trabajo de peón. Desalentado por el desaire y sin dinero, Samayoa tuvo la suerte de conocer al campeño  Máximo Lujan, quien lo llevo a vivir a su casa, un lugar miserable en el que vivía hacinado con otros trabajadores de la bananera y le consiguió trabajo como regador de veneno. Las mujeres también son víctimas de la opresión capitalista de las bananeras. La miseria obliga a muchas campeñas a dedicarse  a la prostitución .Estanio  Parraga era el abogado que había engañado a Lucho López. Sierra y Cantillano  terminaron pidiendo trabajo de peones en la compañía, como ya lo había tocado a Martin Samayoa.
Muere un conductor de una gran grúa en un accidente, un jefe gringo se enoja con el difunto por echar a perder la maquina con valor de miles de dólares y grita encolerizado: “¡Mejor se hubieran matado cien desgraciados!” Esto provoca una gran indignación de los trabajadores que no soportan tantas vejaciones, por lo que deciden ir a la huelga. Y deciden nombrar a Máximo Lujan como director de la misma, quien acepta el cargo a pesar de que piensa que la huelga se ha hecho en forma prematura. Lo que sucede a continuación le da la razona Lujan. La huelga es rápidamente reprimida por los militares. A los compañeros de Lujan se los llevan presos, y a él lo matan y lo entierran debajo de una mata de plátano.El viejo Lucio Pardo, como venganza de la muerte de Lujan, a quien le tenía aprecio como si fuera un hijo, hace volcar el motocarro en el que se conducían un jefe gringo Míster Foxer ; dos capataces: Encarnación  Benítez y Carlos Palomo; y el coronel que mato a Lujan. Todos ellos mueren en el accidente. Los jefes gringos quieren dar un castigo ejemplar, y por medio de torturas pretenden hacer confesar a Lucio y sus amigos sin lograrlo. Pero los ex terratenientes Sierra Cantillano, cuando Lucio Pardo, con el fin de liberar a los inocentes, se  presta antes sus verdugos para confesar que él fue el atentado. Lucio Pardo muere ahorcado a mano de militares. 




Tiempo

La novela está ambientada en la década de los cuarentas entonces los sectores democráticos y populares de Honduras vivían un proceso de acumulación de fuer-zas muy importante, destinado a cambiar el clima de brutalidad, de negación de todo derecho, mantenido bajo la dictadura terrateniente-burguesa de Tiburcio Carias Andino. Ese proceso culminó con la gran huelga bananera de 1954, la que, si bien no logró todos los propósitos de los trabajadores, produjo cambios sustanciales en la historia de nuestro país. Los antecedentes preparatorios de este hecho extraordinario fueron los esfuerzos organizativos de los obreros del banano en distintos puntos del vasto imperio, así como los conatos insurreccionales llevados a cabo durante la década del cuarenta, e incluso antes.



Espacio

Prisión Verde “ha sido el libro más perseguido del país. Por mucho tiempo fue prueba de convicción para el encarcelamiento. Los viejos tiempos de mi pueblo aún bajan la voz al sólo mencionar su nombre. Muchas veces fue enterrado vivo en la soledad de los patios después del Golpe de Estado” (Armando García, 1997). Los campos bananeros son descritos en la novela como una “prisión verde”, por la misteriosa atracción que ejercen sobre los trabajadores que viven ahí, quienes, a pesar de ser explotados y vejados en ellos, sienten el impulso a quedarse trabajando ahí a pesar de todas las dificultades.

Amaya Amador empieza su relato en el ambiente de una de las oficinas de las compañías, en la que un “jefe gringo” —Míster Still— intenta convencer al terrateniente Luncho López para que le venda sus tierras a la compañía bananera. En su intento para convencerlo le ayudan dos amigos de López: Sierra y Cantillano, quienes ya vendieron sus tierras e intentan influenciar a su amigo para que haga lo mismo, pero él se rehúsa tercamente, porque para el todo eso es muy valioso y lo toma como su patrimonio.

Aunque no todos muchas veces tienen la misma conciencia de su situación, hay quienes se han acostumbrado a la opresión, la ven como lo más normal del mundo, y no protestan y dicen lo que sienten. Pero el grupo de Máximo Luján va adquiriendo cada vez más conciencia social. En contra de los que proponen la violencia ciega como respuesta a la opresión como el viejo Lucio Pardo, Luján propone que la victoria de la clase obrera reside en su capacidad de organización, y que hasta que no hayan creado su propio partido político y derribado a la dictadura no podrá haber un cambio en las condiciones de vida de los campeños.



Recursos Literarios

  • El epíteto (añadir adjetivos que caracterizan al sustantivo con el fin de alabar o criticar a alguien o algo).
  • La anáfora (que se basa en la repetición de uno o varios términos al comienzo del enunciado).
  • Las onomatopeyas (aliteraciones que remiten a sonidos reales).
  • La hipérbole (cuando se altera la realidad de forma exagerada). El polisíndeton (que es la coordinación de varios elementos lingüísticos mediante el uso de conjunciones).
  • La personificación (por la cual se atribuyen características antropomórficas a elementos del mundo natural o inanimado).



Figuras Literarias

Figuras de dicción: Las figuras de dicción afectan primordialmente a la forma de las palabras, aunque en ocasiones inciden también sobre el significado. Se distinguen cuatro categorías: figuras de transformación, figuras de repetición, figuras de omisión y figuras de posición.

 Figuras de transformación: También llamadas metaplasmos consisten en la utilización de formas léxicas que serían, en teoría, incorrectas en la lengua ordinaria. Las más conocidas de estas figuras son las licencias métricas.

Figuras de posición: Las figuras de posición son aquellos procedimientos que se basan en la alteración del orden normal de las partes de la oración.

Figuras de pensamiento: Las figuras de pensamiento afectan principalmente al significado de las palabras.

Figuras de amplificación: Aunque en latín, amplificativo, no es tanto un desarrollo más por extenso de una idea sino más bien su realce (por un uso especial de la entonación, por ejemplo), en la práctica las figuras de amplificación incluyen técnicas de alargamiento de los contenidos de un texto.

Figuras de acumulación: Las figuras de acumulación son procedimientos que buscan la adición de elementos complementarios a las ideas expuestas.

Figuras lógicas: Las figuras lógicas son procedimientos que tienen que ver con las relaciones lógicas entre las ideas dentro de un texto; de forma especial, se considera la relación de contradicción o antinomia, por lo que la figura lógica por antonomasia es la antítesis. Como variantes de esta, se encuentran la cohabitación, la paradoja y el oxímoron.

Figuras de definición: Las figuras de definición (y descripción) se utilizan para reflejar lingüísticamente la esencia o apariencia de los temas tratados (personas, objetos, conceptos...).

Figuras dialécticas: Las figuras dialécticas o de argumentación son las propias de los debates dialécticos (la disputatio, en latín); se trata de técnicas argumentativas.

Figuras de ficción: Las figuras de ficción permiten presentar como reales situaciones imaginarias.