Prisión Verde es una novela del escritor hondureño Ramón Amaya Amador.
Es una novela de realismo socialista en la que se describen las condiciones de vida en las plantaciones bananeras de la Standard Fruit Company al norte de Honduras (Bajo Aguán), durante tiempos de la dictadura de Tiburcio Carías Andino.
Biografía
Ramón Amaya Amador nació en el municipio de Olanchito, Yoro, el 29
de abril de 1916, siendo sus padres Isabel Amaya y Guillermo R. Amador.
Falleciendo trágicamente en Checoslovaquia en 1966, dejando a su paso una
estela de obras publicadas e inéditas.
Después de trabajar como peón en los campos bananeros de la costa norte
inició su carrera de cuentista y su narración "La nochebuena del campeño
Juan Blas" salió a luz pública en el número 15 de la revista ANC, órgano
de la Asociación Nacional de Cronistas, editada en Tegucigalpa y
correspondiente al 31 de diciembre de 1939.
Ramón Amaya Amador, narrador y periodista, es uno de los más prolíficos
escritores del país y quien tiene más obras publicadas: Prisión Verde,
Amanecer, El Señor de la Sierra, Los Brujos de Ilamatepeque, Constructores,
Destacamento Rojo, Operación Gorila, Cipotes, Con la misma herradura, Bajo el
signo de la paz, El camino de mayo, Jacinta Peralta, Cuentos Completos y
Biografía de un machete permaneciendo inéditos casi veinte libros más.
Ramón Amaya Amador inició su vida periodística en 1941 como redactor,
primero, y como jefe de redacción, después, del periódico El Atlántico, de La
Ceiba, fundado y dirigido por Ángel Moya Posas. Posteriormente, el 8 de octubre
de 1943, Ramón Amaya Amador fundó en Olanchito, con Dionisio Romero Narváez, el
semanario Alerta, contando con la valiosa colaboración de su compañero Pablo
Magín Romero.
El escritor abandonó su patria en 1944 debido a la persecución del cariato,
radicándose en Guatemala, en donde trabajó como editorialista de Nuestro
Diario, durante el régimen democrático del doctor Juan José Arévalo, entregando
también sus colaboraciones al Diario de Centro América, El Popular Progresista
y Mediodía. A la caída del gobierno de Jacobo Arbenz Guzmán, nuestro
compatriota se asiló en la sede de la Embajada Argentina, viajando a aquella
nación del sur. En Buenos Aires laboró en la editorial "Ariel" y en
Sarmiento, un periódico de educación popular, editado en la ciudad de Córdoba.
El 19 de mayo de 1957, Ramón Amaya Amador retornó a Honduras, acompañado de
su esposa Regina Arminda Funes, originaria de Córdoba, Argentina; en ese año
ingresó a la redacción del diario El Cronista, de Alejandro Valladares, y fundó
en Tegucigalpa, con Luis Manuel Zúniga, la revista Vistazo.
El Círculo Literario Hondureño le rindió un homenaje en el Paraninfo de la
Universidad Nacional Autónoma en Tegucigalpa el 11 de noviembre de 1958,
interviniendo en el acto el rector Lisandro Gálvez y los estudiantes
universitarios Rafael Leiva Vivas, J. Delmer Urbizo y Oscar Acosta.
En esa oportunidad, Ramón Amaya Amador leyó un extenso discurso de
agradecimiento en el que afirmaba que era la primera vez que en su patria
recibía una honrosa distinción por sus trabajos en las letras y en la cultura.
Este documento puede considerarse como su testamento literario.
El 19 de abril de 1959 abandonó Tegucigalpa junto a su esposa Arminda y sus
pequeños hijos: Aixa Ixchel y Carlos Raúl, para radicarse en Praga,
Checoslovaquia, integrando la plana de redacción de la revista Problemas de la
Paz y el Socialismo.
Muerte
El 24 de noviembre de 1966, en las cercanías de Bratislava, se accidentó el
avión soviético Ilushyn-18, de la línea aérea búlgara Tabso, pereciendo todos
sus ocupantes, entre ellos Ramón Amaya Amador y tres compañeros de trabajo en
la revista que hemos mencionado: el brasileño Pedro Motta Lima, el argentino
Alberto Ferrari y el japonés Sigho Kadzito.
Once años después y tras arduas gestiones iniciadas por el poeta hondureño
Oscar Acosta (en ese entonces Embajador de Honduras en España) y que duraron
cuatro años, se logró la repatriación de los restos mortales de Ramón Amaya
Amador los que fueron enviados de Checoslovaquia a Madrid y luego trasladados a
Tegucigalpa en septiembre de 1977, permaneciendo la urna con las cenizas de
Amaya Amador en la Sección Colección Hondureña de la Biblioteca de la UNAH.
La comisión encargada del traslado estaba integrada por Oscar Acosta;
Rigoberto Paredes, Jefe del Departamento de Letras y Lenguas de la Universidad
Nacional de Autónoma de Honduras; Héctor Hernández, Presidente del Sindicato de
Trabajadores de la UNAH; Alejandro Gutiérrez, Secretario General de la
Federación de Estudiantes Universitarios de Honduras, y Livio Ramírez Lozano,
Agregado Cultural de la Embajada de Honduras en Madrid.
Sin embargo, la repatriación de los restos no impidió que durante casi una
década más, sus obras fueran perseguidas. Debieron transcurrir otros catorce
años para que el archivo principal con las obras inéditas de Ramón Amaya Amador
escritas en su largo exilio pudiera regresar a Honduras.
En abril de 1991, en un acto solemne en la Universidad Nacional Autónoma de
Honduras, el Presidente de la República, Lic. Rafaél Leonardo Callejas, recibió
a nombre del pueblo de Honduras, más de veinte títulos inéditos que fueron
repatriados desde la Casa de las Américas, La Habana, Cuba a donde fueron
llevados desde Praga, Checoslovaquia.
Esta vez las gestiones iniciadas por Carlos Amaya Fúnez, hijo del escritor,
fueron respaldadas por una comisión integrada por Oswaldo Martínez y Neptalí
Orellana de Radio Progreso, Juan Ramón Durán, Director de la Escuela de
Periodismo de la UNAH, David Romero de Diario Tiempo, Adelma Argueta, Diario La
Prensa y el Dr. Víctor Ramos; quienes lograron el apoyo del gobierno de la
República para agilizar y facilitar el traslado de las obras.
Ocho años después, y treinta y dos después de muerto, su pueblo y su gente
se movilizaron para llevar a su definitiva morada las cenizas del notable
escritor de Olanchito.
Una comisión de olanchitos presidida por el Prof. Esaú Juárez González e
integrada por el Prof. Fabio Bernardino Cárcamo, Director de la Casa de la
Cultura de Olanchito, Juan Carlos Medina, Vicepresidente del Sindicato
Unificado de Trabajadores de la Standard Fruit Company; José Luis Bardales
Cano; Rony Javier Cruz; Gustavo Sosa Martínez; Fernando Mac Lean; Geovana
Spears; Santiago Manzanares; Raúl Cortes y Eduardo Manuel Cruz Martínez;
organizó el retorno que tuvo lugar el 19 de mayo de 1999.
Desde 1966 se ha escrito mucho sobre la vida y obra de Ramón Amaya Amador,
entre los que podemos mencionar a Dionisio Romero Narváez, el Prólogo de
Longino Becerra aparecido en la 2ª edición de Prisión Verde, el ensayo
biográfico de Max Sorto Batres, publicado por el Ministerio de Cultura y
Turismo en 1990, y la extensa y documentada biografía realizada por su paisano
Juan Ramón Martínez, que apareció bajo el sello de la Editorial Universitaria
de la UNAH en 1995.
Sus Obras
NOVELAS, CUENTOS Y POESÍAS: Su
producción literaria incluye más de treinta obras entre novelas, cuentos,
poesía y teatro. Varias de las cuales han sido traducidas al alemán,
checoslovaco, chino, ruso y recientemente al inglés. A continuación alguna de
ellas:
Publicadas:
· Prisión Verde (1945)
· Amanecer (1947)
· El Indio Sánchez
(1948)
· Constructores (1957)
· El Señor de La Sierra
(1957)
· Los Brujos de
Ilamatepeque (1958)
· Memorias de un Canalla
(1958)
· Biografía de un
machete (1959)
· Destacamento Rojo
(1960)
· El camino de mayo
(1963)
· Cipotes (1963)
· Con la misma herradura
(1963)
· Jacinta Peralta (19649
· Operación Gorila
(19659
· Morazaneida (1966)
Hasta ahora sólo un volumen de cinco editado.
Marco
Histórico
El 8 de octubre de 1943 fundo Ramón Amaya
Amador, con su amigo Dionisio Romero Narváez, el semanario “ALERTA”, en el que
se consagro a la defensa de los intereses de los trabajadores bananeros. Este paso, que
puede considerarse significante en una época distinta a aquélla, constituye una
muestra formidable de la compatibilidad y la entrega incondicional de Ramón
Amaya Amador a las cosas de nuestro pueblo, pues entonces vivíamos bajo en
terror de la dictadura encabezada por Tiburcio Carias Andino, que se apoyaba en
el desenfreno de los famosos “comandantes de armas”.
La aparición del semanario “ALERTA” bajo
aquellas condiciones, significaba un desafío temerario, que solo al poder de un
régimen abiertamente despótico, sino también a los medios represivos de las
compañías bananeras, las cuales disponían de sus propios recursos en tal
sentido.
Ramón Amaya Amador hace uso de su experiencia
en los campos bananeros para elaborar su novela. El propósito del autor más que
hacer un aporte literario es crear una conciencia política que produzca un
cambio social que mejore las condiciones de vida de los trabajadores
hondureños.
Prisión verde se escribió en la
decadencia de cuarentena. Entonces los sectores democráticos y populares
de Honduras Vivían un proceso de acumulación de fuerzas muy importante,
destinado a cambiar el clima de brutalidad, de negociación de todo derecho,
manteniendo bajo la dictadura terrateniente-burguesa de 1954, la que, si bien
no logro todos los propósitos de los trabajadores, produjo cambios sustanciales
en la historia de nuestro país.
Los antecedentes preparativos de este hecho
extraordinario fueron los esfuerzos organizados de los obreros del banano en
distintos puntos del vasto imperio, así como los conatos insurrecciones
llevados a cabo durante la década de la cuarentena, e incluso antes.
La mejor obra de Ramón Amaya Amador es, sin
duda alguna, Prisión Verde, escrita inicialmente en verso, pero después vaciada
al sobrio lenguaje de la prosa, aunque con rastros indudables de la primera
versión.
Este libro recoge la experiencia,
dolorosa y brutal, del novelista como trabajador bananero. Es, en cierto
sentido, una obra-testimonio, pues, como en todos los trabajos de Amaya Amador,
en ella se cuenta fielmente la historia cotidiana de nuestro pueblo.
Cronología
La literatura de Prisión Verde es una
obra que fue publicada en el año de 1950, su autor fue Ramón Amaya Amador, la
publicación hecha por la editorial latina del país de Guatemala. Esta obra
literaria es basada en un ambiente hostil en las oficinas de la compañía de
Standard Fruit Company, específicamente en la oficina de Mister Still, quien
era la persona que intentaba comprar a los terratenientes las escasas tierras
que aún no poseía la bananera.
La Obra relata que uno de los terratenientes
que vendió sus tierras a la Bananera fue Martín Samayoa, quien realizo un mal
uso de su dinero, quien solicito ayuda de Mr. Still, para ser el capataz quien
lo desprecia y le niega la ayuda. Máximo Luján “Venenero” ayuda a Martín
Samayoa y se vuelve como el venero en el Valle Aguan y específicamente en Culuco.
A través del relato de la obra surgen
acontecimientos que se desatan, debido a los malos tratos hacia los
trabajadores por parte de los capataces de la finca con aprobaciones de las
personas superiores a ellos. Trataron de
unirse, no solamente los Veneneros de Culuco, pero los de la Capital, pero
nunca logran comunicaciones efectivas. Máximo Lujan los exhorta para
darse cuenta en la miseria que viven y que algún día será todo diferente, con
el derrocamiento del régimen dictatorial de ese entonces, pero no están
preparados aún.
El acontecimiento de la muerte de Don Braulio,
enfermo de Tuberculosis, que muere trabajando, eso causa indignación en sus
compañeros, sirviendo a los amos extranjeros. Catuca hija de Lucio Pardo es
violada por el Capataz Encarnación Benítez y queda embarazada. Matan al esposo
de Juana de Ruíz, ya que uno de los jefes Mr. Jones quiere quedarse con ella.
Como venganza Mr. Still y el Abogado Párraga le tienden una trampa al único
Terrateniente que no quiso vender sus tierras y esto lo lleva a la ruina y
luego a su muerte.Lucio Pardo, coludido con Marcos (quien al final los
traicionó), comenzaron una reyerta, cansados del trato que les dan a ellos y a
los que han caído muertos en el deber. Todo sale mal, debido a que no se
unieron y meten en la cárcel a los amigos de Máximo Luján y a él se
lo llevan y lo matan.
Lo trato de buscar Lucio Pardo, pero no lo
encuentra y consigue la forma de vengarse de su muerte, matando de una manera
que se mirará accidente a los jefes y capataces. Nunca encuentran el cuerpo de
Máximo, ni a la mujer que amó que se volvió loca de dolor al ver que lo habían
matado. Lucio Pardo admitió ser el autor del atentado, para que no pagaran
inocentes, por lo que había hecho y lo mataron, debajo de una mata de plátano,
murió ahorcado.Al final los únicos sobrevivientes Catuca y su hijo, Samayoa,
Plácida y Tivicho, buscando nuevos horizontes, lejos de la Prisión verde,
siempre con la esperanza de que las nuevas generaciones podrán liberarse del
yugo de los opresores y recordando a Máximo Luján el revolucionario.
Sinopsis
El autor de esta obra
relata su experiencia en los famosos campos bananeros, lo cual esto le inspiro
para elaborar la novela. El propósito del autor más que el aporte literario que
nos deja, se en foca en crear cierta conciencia política que produzca el cambio
social que mejor las condiciones y la calidad de vida de los trabajadores
hondureños. Los campos bananeros son descritos
en la novela como una “prisión verde”, por la misteriosa atracción
que ejercen sobre los trabajadores a pesar de ser explotados sienten el impulso
a quedarse trabajando ahí a pesar de todas las dificultades. Amaya Amador
empieza su relato en el ambiente de una de las oficinas de las compañías, en la
que un “jefe gringo” —Míster Still— intenta convencer al terrateniente Luncho López
para que le venda sus tierras a la compañía bananera.Después de la reunión con
los terratenientes, aparece en mala facha el señor Martín Samayoa, quien
después de haber derrochado el dinero que le dio la compañía por su terreno,
buscaba la ayuda de Míster Still para que le diera un trabajo de capataz, pero
éste lo despreció y lo mandó a buscar trabajo de peón. Desalentado por el
desaire y sin dinero, Samayoa tuvo la suerte de conocer al campeño Máximo
Luján, quien lo llevó a vivir a su casa, un lugar miserable en el que
vivía con otros trabajadores de la bananera y le consiguió trabajo como regador
de veneno. En cada episodio del libro siempre hay alguna injusticia de
parte de la Compañía que provoca la indignación de los trabajadores. Pero el
grupo de Máximo Luján va adquiriendo cada vez más conciencia social. Sobre
los partidos políticos tradicionales: el Partido Nacional y el Partido Liberal,
Luján opina que “tienen la misma esencia: oligarquía; y sirven al mismo patrón:
las Compañías Bananeras”… “En política necesitamos algo distinto”. Necesitamos
que los anhelos de las masas trabajadoras se plasmen en un ideal político, y
este ideal, en un verdadero partido de los trabajadores, partido revolucionario
de verdad. Ya no debemos creer en los hombres-ídolos: de sus promesas está
llena nuestra historia política”.La situación de los trabajadores empeora
cuando suben de precio los productos de los comisariatos, que eran propiedad de
la misma compañía. A los trabajadores el gobierno les cobra impuestos para
crear escuelas y hospitales, y sin embargo no reciben ninguno de esos
servicios. Cuando muere un conductor de una grúa en un accidente, un jefe
gringo se enoja con el difunto por echar a perder la máquina con valor de miles
de dólares y grita encolerizado: “¡Mejor se hubieran matado cien
desgraciados!”. Esto provoca una gran indignación de los trabajadores que no
soportan tantos maltratos y humillaciones, por lo que deciden ir a la huelga. Y
deciden nombrar a Máximo Luján como director de la misma. El
libro se cierra con los amigos recordando a Máximo Luján y su legado: La
prisión verde no es solo oscuridad. Máximo encendió en ella el primer hachón
revolucionario. Otros cientos de hermanos se encargarán de mantenerlo enhiesto.
Argumento
Todo empieza con la compra y venta de
parcelas de tierra, desembocando con partes accesibles a la venta y con otra
parte resistiéndose a la misma. Esto provocado por la mega compañía del cultivo
del banano incrustada en la costa norte de Honduras.
1. Esta compañía no se presentó con
transparencia beneficiando a pocos y perjudicando a la gran mayoría, como en
todo en lo que está relacionado con grandes cantidades de personas la
administración se torna compleja y este caso no fue la excepción.
2. En este negocio se involucró personajes
trabajadores del estado, los que se prestaron para dañar a los que más de cerca
trabajaban o a los que se relacionaban con la ejecución de los trabajos del
campo.
3. En el campo había distintas jerarquía
entre los mismos trabajadores, los cuales eran tratados con la menor delicadeza
e incluso eran castigados físicamente si no cumplían con sus tareas a esto
sumarle las enfermedades a las que eran prisioneros provocados por el ambiente
en el que vivían.
1.1 Los representantes del gobierno, deben
preocuparse por el bienestar de cada individuo, asegurándose que no se violen
sus derechos (salud, educación, alimentación, etc.), independientemente de con
quien estén negociando y lo que esto implique ya sea para crecimiento personal
o del mismo estado, ya que no se debe ganar lo poco perdiendo lo mucho y este
caso en particular la salud e incluso la vida de los trabajadores.
2.2 Se permitió que grandes masas de
personas se movilizaran bajo una ilusión que los terminó atrapando, y no
permitiéndoles poder desistir de dicho embrujo, motivados con la idea de una
vida mejor, apantallados y más temprano que tarde se dieron cuenta que incluso
con su escasez en sus lugares de origen vivían mejor.
3.3 En este punto, y desde el inicio y/o
ingreso de estas compañías se debe plantear y/o analizar los beneficios y los
contras de dichos acuerdos, donde ninguna de las partes salga menos beneficiada
que la otra. Lo mejor es socializar la
idea o negociación o por lo menos asignar un representante de cada una de las
partes (representante compañía extranjera, representante del estado y
representante de los campesinos) estos deben estar de acuerdo para poder tomar
una decisión de que hacer y cómo hacer, de lo contrario no alterar la actividad
de la gran mayoría, bajo ningún argumento que no plantee claramente la razón de
dicha acción. De lo leído, y sucedido hace tanto tiempo aún está presente en
los hondureños ya que marco con sucesos importantes en general al estado de Honduras.
Dejando con doble sabor a los relacionados en esta industria ya que para
algunos fue un abanico de oportunidades para su desarrollo personal como,
educación, salud, vivienda, transporte, etc., esto se dio más para los hijos de
los trabajadores, pero para los trabajadores esto fue, exceso de trabajo,
distanciamiento de la familia, enfermedades, mala alimentación, etc. También de
alguna manera el país se dio a conocer en otros países por la industria de la
fruta, trayendo beneficio económico, y la oportunidad de empleo para las
personas. Debido a su desempeño de alguna manera esta empresa ya no existe,
desarrancada por la manifestación de los trabajadores al abuso de los
empleadores.
Los Personajes
- Mister
Still: dueño y/o representante de la compañía
extranjera quien se encargó de comprar
las tierras a los campesinos, poner la plata para la siembra de la
planta del banano, etc. Un hombre de energía ilimitada, severo y autoritario.
- Parraga; un abogado sin muchos escrúpulos que se encargaba de la parte legal
de los negocios de Mister Still.
- Lucho
López; un personaje aferrado a sus pertenencias
presentes en su familia de generación en generación, negándose rotundamente al
desprendimiento de las mismas.
- Cantillano
y Cierra; personajes embelesados por la palabrería
y aparentemente buenas ofertas de parte de Mister Still cedieron a la venta de
sus pertenencias.
- Tiburcio
Carias Andino; presidente de la república y que se
encargó de implantar medidas o castigos extremos para los supuestos culpables
de alguna acusación.
- Martin
Samayoa; ex propietario de una pequeña parcela, la
que fue vendida a mister Still, quien en su momento se le dijo que contara con
el apoyo de parte de los nuevos dueños si algo llegara a necesitar, pero
después de cinco años esta necesidad llego y mister Still, lo había olvidado y
Samayoa fue tratado con indiferencia.
- Máximo
Lujan; un hombre afectado por el paludismo
provocado por la vida en la plantación (se dedican a la irrigación de veneno),
procedente de Santa Rita, quien siendo muy joven perdió a su mama por esta
misma enfermedad y a su papa envuelto en la mala vida alcohol, juegos quien fue
asesinado. Máximo Lujan es buscado por Camilo.
- Catuca
pardo; mujer joven, de muy bonita sonrisa, de
silueta muy parecida y que tenía a Máximo embelesado.
- Placida; una mujer sumisa y sometida.
- Lucio
Pardo; un hombre mayor, esposo de Placida y padre
de Catuca. Es un obrero en la plantación desempeñando diferentes actividades,
este es de carácter brusco, violento, soberbio quien ha vivido por muchos años
en los campos bananeros, y conocía la historia sangrienta y tremenda del
trabajador de la costa norte.
- Camilo; encargado de los contratos y quien está recibiendo una propuesta de negociación de parte de Mister Foxter.
Temas
- Injusticia
- Pobreza
- Hambre
- Prostitución
Problemática
El señor Martin
Samayoa quien después de haber derrochado el dinero que le dio la compañía por
su terreno, buscaba la ayuda de Míster Still para que le dieran un trabajo de
capataz, pero este lo desprecio y lo mando a buscar trabajo de peón.
Desalentado por el desaire y sin dinero, Samayoa tuvo la suerte de conocer al
campeño Máximo Lujan, quien lo llevo a
vivir a su casa, un lugar miserable en el que vivía hacinado con otros
trabajadores de la bananera y le consiguió trabajo como regador de veneno. Las
mujeres también son víctimas de la opresión capitalista de las bananeras. La
miseria obliga a muchas campeñas a dedicarse
a la prostitución .Estanio
Parraga era el abogado que había engañado a Lucho López. Sierra y
Cantillano terminaron pidiendo trabajo de
peones en la compañía, como ya lo había tocado a Martin Samayoa.
Muere un
conductor de una gran grúa en un accidente, un jefe gringo se enoja con el
difunto por echar a perder la maquina con valor de miles de dólares y grita
encolerizado: “¡Mejor se hubieran matado cien desgraciados!” Esto provoca una
gran indignación de los trabajadores que no soportan tantas vejaciones, por lo
que deciden ir a la huelga. Y deciden nombrar a Máximo Lujan como director de
la misma, quien acepta el cargo a pesar de que piensa que la huelga se ha hecho
en forma prematura. Lo que sucede a continuación le da la razona Lujan. La
huelga es rápidamente reprimida por los militares. A los compañeros de Lujan se
los llevan presos, y a él lo matan y lo entierran debajo de una mata de plátano.El
viejo Lucio Pardo, como venganza de la muerte de Lujan, a quien le tenía
aprecio como si fuera un hijo, hace volcar el motocarro en el que se conducían
un jefe gringo Míster Foxer ; dos capataces: Encarnación Benítez y Carlos Palomo; y el coronel que
mato a Lujan. Todos ellos mueren en el accidente. Los jefes gringos quieren dar
un castigo ejemplar, y por medio de torturas pretenden hacer confesar a Lucio y
sus amigos sin lograrlo. Pero los ex terratenientes Sierra Cantillano, cuando
Lucio Pardo, con el fin de liberar a los inocentes, se presta antes sus verdugos para confesar que
él fue el atentado. Lucio Pardo muere ahorcado a mano de militares.
Tiempo
La novela está
ambientada en la década de los cuarentas entonces los sectores democráticos y
populares de Honduras vivían un proceso de acumulación de fuer-zas muy
importante, destinado a cambiar el clima de brutalidad, de negación de todo
derecho, mantenido bajo la dictadura terrateniente-burguesa de Tiburcio Carias
Andino. Ese proceso culminó con la gran huelga bananera de 1954, la que, si
bien no logró todos los propósitos de los trabajadores, produjo cambios
sustanciales en la historia de nuestro país. Los antecedentes preparatorios de
este hecho extraordinario fueron los esfuerzos organizativos de los obreros del
banano en distintos puntos del vasto imperio, así como los conatos
insurreccionales llevados a cabo durante la década del cuarenta, e incluso
antes.
Espacio
Prisión Verde “ha sido el libro más perseguido
del país. Por mucho tiempo fue prueba de convicción para el encarcelamiento.
Los viejos tiempos de mi pueblo aún bajan la voz al sólo mencionar su nombre.
Muchas veces fue enterrado vivo en la soledad de los patios después del Golpe
de Estado” (Armando García, 1997). Los campos bananeros son descritos en la
novela como una “prisión verde”, por la misteriosa atracción que ejercen sobre
los trabajadores que viven ahí, quienes, a pesar de ser explotados y vejados en
ellos, sienten el impulso a quedarse trabajando ahí a pesar de todas las
dificultades.
Amaya Amador empieza su relato en el ambiente
de una de las oficinas de las compañías, en la que un “jefe gringo” —Míster
Still— intenta convencer al terrateniente Luncho López para que le venda sus
tierras a la compañía bananera. En su intento para convencerlo le ayudan dos
amigos de López: Sierra y Cantillano, quienes ya vendieron sus tierras e
intentan influenciar a su amigo para que haga lo mismo, pero él se rehúsa
tercamente, porque para el todo eso es muy valioso y lo toma como su
patrimonio.
Aunque no todos muchas veces tienen la misma
conciencia de su situación, hay quienes se han acostumbrado a la opresión, la
ven como lo más normal del mundo, y no protestan y dicen lo que sienten. Pero
el grupo de Máximo Luján va adquiriendo cada vez más conciencia social. En
contra de los que proponen la violencia ciega como respuesta a la opresión como
el viejo Lucio Pardo, Luján propone que la victoria de la clase obrera reside
en su capacidad de organización, y que hasta que no hayan creado su propio
partido político y derribado a la dictadura no podrá haber un cambio en las
condiciones de vida de los campeños.
Recursos Literarios
- El epíteto (añadir adjetivos que caracterizan al sustantivo con el fin de alabar o criticar a alguien o algo).
- La anáfora (que se basa en la repetición de uno o varios términos al comienzo del enunciado).
- Las onomatopeyas (aliteraciones que remiten a sonidos reales).
- La hipérbole (cuando se altera la realidad de forma exagerada). El polisíndeton (que es la coordinación de varios elementos lingüísticos mediante el uso de conjunciones).
- La personificación (por la cual se atribuyen características antropomórficas a elementos del mundo natural o inanimado).
Figuras Literarias
Figuras de dicción: Las figuras de dicción afectan
primordialmente a la forma de las palabras, aunque en ocasiones inciden también
sobre el significado. Se distinguen cuatro categorías: figuras de
transformación, figuras de repetición, figuras de omisión y figuras de
posición.
Figuras de transformación: También llamadas
metaplasmos consisten en la utilización de formas léxicas que serían, en
teoría, incorrectas en la lengua ordinaria. Las más conocidas de estas figuras
son las licencias métricas.
Figuras de posición: Las figuras de posición son
aquellos procedimientos que se basan en la alteración del orden normal de las
partes de la oración.
Figuras de pensamiento: Las figuras de pensamiento
afectan principalmente al significado de las palabras.
Figuras de amplificación: Aunque en latín,
amplificativo, no es tanto un desarrollo más por extenso de una idea sino más
bien su realce (por un uso especial de la entonación, por ejemplo), en la
práctica las figuras de amplificación incluyen técnicas de alargamiento de los
contenidos de un texto.
Figuras de acumulación: Las figuras de acumulación
son procedimientos que buscan la adición de elementos complementarios a las
ideas expuestas.
Figuras lógicas: Las figuras lógicas son
procedimientos que tienen que ver con las relaciones lógicas entre las ideas
dentro de un texto; de forma especial, se considera la relación de
contradicción o antinomia, por lo que la figura lógica por antonomasia es la
antítesis. Como variantes de esta, se encuentran la cohabitación, la paradoja y
el oxímoron.
Figuras de definición: Las figuras de definición (y
descripción) se utilizan para reflejar lingüísticamente la esencia o apariencia
de los temas tratados (personas, objetos, conceptos...).
Figuras dialécticas: Las figuras dialécticas o de
argumentación son las propias de los debates dialécticos (la disputatio, en
latín); se trata de técnicas argumentativas.
Figuras de ficción: Las figuras de ficción permiten
presentar como reales situaciones imaginarias.